Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2024-04-29 10:00

IMPLICACIONES DE LA ELECCIÓN RUSA PARA EL ORDEN INTERNACIONAL Y PARA NORTEAMÉRICA

Fecha Publicación: 03-04-2024

El 17 de marzo de 2024, el presidente Vladimir Putin aseguró su victoria en las elecciones rusas, en un proceso altamente orquestado por el Estado. Putin logró 87.3% de los votos, según reportó la Comisión Electoral Central rusa, en medio de una participación récord de 77.5% durante los 3 días de votación presidencial. Sin embargo, en redes sociales circulan vídeos que muestran a militares rusos supervisando las papeletas de los ciudadanos para asegurar que votaran por Putin. Esta victoria garantiza el mandato de Putin hasta al menos 2030, marcando una tercera década consecutiva en el poder, superando en tiempo de liderazgo al propio Joseph Stalin. Putin enfrentó una oposición mínima debido a la falta de aspirantes viables. La mayoría de las figuras de la oposición han fallecido, han sido encarceladas, exiliadas o descalificadas del proceso.

La continuidad de Putin en el poder suscita preocupación por sus intenciones respecto a Ucrania y su posición de confrontación con Occidente, exacerbando tensiones geopolíticas y representando una amenaza constante al orden internacional posterior a la Guerra Fría. A pesar de las críticas sobre la falta de imparcialidad en las elecciones, la comunidad internacional ha evitado rechazar abiertamente la victoria de Putin, anticipando el resultado bajo una simulación democrática. Sin embargo, las implicaciones de la prolongación del mandato de Putin en los asuntos mundiales y en el futuro de las relaciones internacionales siguen siendo inciertas, invitando al estudio del impacto que puede tener en la seguridad regional europea y en el equilibrio de poder en Norteamérica.

Rusia y el orden internacional
La invasión de Rusia a Ucrania ha alterado significativamente el panorama geopolítico mundial desde la Guerra Fría, llevando a los países occidentales a considerar a Rusia como un Estado paria. Sin embargo, el conflicto también ha brindado nuevas oportunidades a Rusia, que busca fortalecer su posición mundial cultivando lazos más estrechos con China, Corea del Norte e Irán, los cuales se abstuvieron de condenar la invasión. Además, Putin ha buscado activamente relaciones con países del Sur global, abogando por una visión alternativa del liderazgo mundial que atraiga a economías emergentes como Brasil, la India y Turquía.

A pesar del creciente descontento interno por la corrupción gubernamental, las sanciones occidentales no han afectado significativamente a la economía rusa. Esta resistencia se atribuye a las relaciones económicas que mantiene con países como los de la alianza BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) y otras economías emergentes del Sur global, lo que resalta la multipolaridad y la desoccidentalización de la dinámica mundial. Los críticos sostienen que Putin utiliza las cuestiones de política exterior como distracción frente a los acuciantes retos internos, como la baja esperanza de vida y la pobreza generalizada. Tras su victoria, se prevé que Putin esboce planes para establecer una zona de amortiguamiento en Ucrania que proteja a Rusia de las amenazas transfronterizas. Al ser preguntado sobre un posible conflicto con la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Putin reconoció las incertidumbres del clima mundial actual, y advirtió del inminente riesgo de una tercera guerra mundial a gran escala.

Las autoridades rusas afirman haber reclutado a más de 500 000 voluntarios para el ejército en 2023, lo que alimenta las expectativas de una mayor movilización militar para avanzar hacia Ucrania. Se prevén posibles medidas impopulares, como incrementos de impuestos, en el periodo poselectoral, ya que las autoridades rusas intentan consolidar el poder, gestionar el malestar social interno y estabilizar la macroeconomía.

Tras las elecciones, las implicaciones regionales son precarias, y la trayectoria de Rusia parece relativamente predecible dados los patrones de comportamiento establecidos por Putin. Sin embargo, la incertidumbre se cierne sobre el futuro de la alianza occidental, especialmente al tener en cuenta los próximos ciclos electorales en Europa y Estados Unidos. Estas elecciones tienen el potencial de cambiar el equilibrio de poder, favoreciendo a Rusia sobre el orden internacional democrático.

Se espera que Putin intensifique su apoyo a sus aliados, especialmente a aquellos que han mantenido su lealtad a Rusia en medio de los desafíos económicos derivados de las sanciones occidentales en apoyo de Ucrania. Asimismo, Putin y el presidente chino Xi Jinping parecen estar fortaleciendo su relación, que se espera permanezca sólida en los próximos años. Ambos líderes se respaldan mutuamente en sus respectivas disputas geopolíticas con Occidente, especialmente en lo que respecta a Ucrania y Taiwán. Xi considera a Putin un socio crucial frente a las crecientes tensiones con Estados Unidos y en la remodelación de un mundo que, en su opinión, está injustamente dominado por las normas y los valores establecidos por Washington y sus aliados. Además, una relación estable con Rusia permite a China centrarse en otras áreas de interés, como Taiwán y el mar de China Meridional. En última instancia, Occidente está dispuesto a defender a Ucrania y Taiwán frente a las aspiraciones expansionistas de estas grandes potencias.

Ahora que se dispone a seguir liderando al menos otros 6 años, Putin preside una economía que ha sobrevivido a las sanciones y un campo de batalla en el que su oponente aún no ha logrado un avance decisivo. Mientras tanto, hay signos incipientes de fatiga, especialmente en Estados Unidos, donde las elecciones presidenciales de noviembre de 2024 podrían alterar el apoyo estadounidense a Ucrania. Aún queda mucho por decidir en esta guerra. Pero para los países que se mantuvieron cerca de Putin o evitaron los esfuerzos liderados por Estados Unidos para aislarlo, su victoria garantiza la estabilidad de sus lazos con Rusia, y de una creciente agrupación de vehículos para la alineación no occidental.

Mientras el mundo libre navega por este año marcado por múltiples elecciones, Rusia podría mantener una posición relativamente tranquila en el tercer año de su invasión de Ucrania, observando pacientemente el posible ascenso de líderes de extrema derecha en las elecciones parlamentarias europeas. Además, la reelección de Donald Trump en Estados Unidos podría influir aún más en la estrategia de Rusia, ya que se espera que el expresidente aplique una política exterior aislacionista, dando prioridad a las cuestiones internas y a las tensiones geopolíticas como Ucrania y el Medio Oriente. Se prevé que el enfoque de Trump gire en torno a abordar los conflictos comerciales con China y asegurar la frontera sur con México para combatir el contrabando de drogas y la migración indocumentada.

Implicaciones en Norteamérica
La reelección de Putin ha consolidado su autoridad en los asuntos nacionales y mundiales, y el resultado de sus ambiciones parece estar estrechamente entrelazado con las próximas elecciones estadounidenses. Esta alineación sigue la trayectoria histórica de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, marcadas por décadas de antagonismo y rivalidad geopolítica. Desde que asumió el poder en 2001, el mandato de Putin ha sido testigo de un resurgimiento de esta dinámica, que parece dispuesto a perpetuar.

Con miras a las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, Putin está en condiciones de replicar la intervención exterior de Rusia, favoreciendo una vez más al expresidente Trump. Putin ha insinuado que el interés de Rusia radica en la reelección de Joseph R. Biden, presentándolo como más predecible. Esta retórica pretende influir en los votantes estadounidenses indecisos para que apoyen a Trump, utilizando tácticas básicas de psicología inversa. Los esfuerzos rusos por interferir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos pueden reflejar lo que se observó en 2016, como campañas de desinformación en redes sociales, sondeo de bases de datos de votantes estatales, pirateo de sistemas de la campaña demócrata, organización de eventos físicos en Estados Unidos, reuniones con la campaña de Trump e intentos de reclutar a personas asociadas con el Expresidente.

Asimismo, en las últimas semanas ha aumentado el debate sobre el papel de la desinformación en las elecciones de 2024 en México. Se han observado anuncios de un medio de noticias ruso de propiedad estatal, Russia Today (RT) (criticado e incluso prohibido por múltiples gobiernos extranjeros por intentar influir en las elecciones) en la Ciudad de México. RT opera principalmente por medio de las redes sociales, en particular X. Algunos expertos en ciberseguridad han señalado que es probable que se trate de una forma de que Rusia manipule la opinión pública e intervenga en las próximas elecciones, como ha hecho en las elecciones generales de la Unión Europea. RT también estuvo presente en México de cara a las elecciones de 2018 y ahora parece redoblar su estrategia propagandística con una campaña publicitaria multimillonaria. Según observadores, una victoria de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) es esencial para mantener a México como punto de espionaje hacia Estados Unidos, ya que el partido ha permitido la entrada a México de más funcionarios de inteligencia (85) que cualquier otro país.

Conclusiones
La reelección de Putin como presidente de Rusia consolida su poderío nacional e internacional, pero también tiene ramificaciones significativas para las relaciones internacionales, especialmente en Norteamérica. Con la mirada puesta en las próximas elecciones estadounidenses, la influencia de Rusia se entrelaza con eventos políticos en Estados Unidos, lo que plantea preocupaciones sobre la interferencia extranjera y la estabilidad geopolítica en la región. Además, el aumento de la presencia mediática rusa en México sugiere una estrategia más amplia para influir en la política regional y potencialmente afectar las relaciones con Estados Unidos. En este contexto, la continuación del liderazgo de Putin abre un período de incertidumbre y desafíos para Norteamérica, que requerirá una respuesta coordinada de los actores internacionales.

YUSSEF NÚÑEZ MENÉNDEZ es maestro en Desarrollo Internacional con especialidad en Economía Aplicada por la London School of Economics and Political Science (LSE). Es licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad Anáhuac México, donde imparte la materia de Globalización Económica. Es Asociado del Programa de Jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (PJ Comexi). Sígalo en X en @YussefNunez.

Participación en Foreign Affairs Latinoamérica