Fecha Publicación: 23-05-2025
Primero fue Ucrania. Luego, el Congo. Lo que parecía ayuda internacional ha terminado revelando una arquitectura más ambiciosa: Estados Unidos está construyendo su propia Ruta de la Seda, pero con cemento geopolítico y cláusulas de transparencia. La pregunta no es si hay estrategia, sino a quién se parece.
El modelo es claro: inversión en infraestructura a cambio de acceso preferencial a recursos críticos. China lo ha hecho por más de una década con su Belt and Road Initiative. Pero ahora, bajo el argumento de la seguridad nacional, Washington copia el libreto… y lo adapta a zonas en ruinas.
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