Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2025-08-23 19:49

TRUMP: EL ESPEJISMO DE AMERICA FIRST

Fecha Publicación: 20-08-2025

A propósito del último Informe de Empleo y del cese de la comisionada del Buró de estadísticas sobre Empleo (BLS) de Estados Unidos tras el dato, conviene mirar sin romanticismo la coalición que devolvió a Trump a la Casa Blanca.

En julio, las nóminas no agrícolas cambiaron poco (+73,000) y el desempleo subió a 4.2%; además, mayo y junio se revisaron a la baja. Horas después, Trump despidió a Erika McEntarfer, jefa del BLS, un movimiento inusual contra una agencia técnica. Los números son oficiales; el choque político, también

La base trumpista combina mundo rural y periferias urbanas con bajo nivel educativo y fuerte identidad etno-nacional. En 2024, dos tercios (67%) de los votantes de Trump no tenían título universitario. Además, 65% de los republicanos suscribe la idea de que los inmigrantes están “invadiendo y reemplazando” a los estadounidenses y un tercio de los adultos dice que los inmigrantes “envenenan la sangre” del país; esa frase alcanza apoyos mucho más altos entre subgrupos de la derecha religiosa. A ello se suma una percepción de agravio cultural con Big Tech: 71% de los republicanos cree que las grandes tecnológicas favorecen a los liberales.

Fundadores e inversores del ecosistema e/acc (aceleracionismo efectivo) y adláteres promueven una moral de aceleración tecnológica que roza el supremacismo intelectual (y hasta patrimonial). El Techno-Optimist Manifesto de Marc Andreessen sostiene que cualquier ralentización de la IA “costará vidas”; The Network State propone comunidades con “fundador reconocido” y censo on-chain -que depende de un patrimonio consolidado- para obtener reconocimiento político. Este ideario legitima jerarquías basadas en inteligencia, capital y acceso a la tecnología.

El énfasis tech-bro en IA implica, por diseño, automatización. El FMI estima que alrededor del 60% de los empleos en economías avanzadas está expuesto a la IA y que en la mitad de esos casos la demanda de trabajo puede caer, con salarios y contrataciones a la baja; la otra mitad podría beneficiarse por complementariedad. Traducción: más productividad y márgenes para las firmas; menos puestos en tareas rutinarias y líneas de producción, justo donde espera MAGA.

Apple, ante las medidas impuestas por Trump y sus asesores, elevó su compromiso de inversión en EE. UU. a 600,000 millones de dólares en cuatro años y lanzó el American Manufacturing Program: 20,000 nuevas contrataciones, mayormente en I+D, ingeniería de silicio, software e IA (que además bien podrían acabar siendo ocupados por extranjeros altamente calificados), y una cadena de semiconductores “de extremo a extremo” con socios como GlobalWafers, TI, Amkor, Broadcom o TSMC. Son CAPEX y empleos de alta calificación, no la fábrica clásica intensiva en mano de obra añorada por MAGA. Y, crucial: la propia empresa aclaró que el ensamblaje final del iPhone seguirá fuera de EE. UU. “por ahora”. El anuncio ocurre bajo un entorno de aranceles del 100% a chips importados con exenciones a quien fabrique o se comprometa a fabricar en EE. UU. Es decir, política industrial que premia equipos y automatización, no grandes plantillas con salarios medios.

Ahí asoma la incompatibilidad: MAGA quiere aranceles, protecciones nativistas y empleos manufactureros “de antes”; los tech-bros necesitan talento escaso y automatización. Trump soldó ambas tribus con el mínimo común denominador de un nativismo que suena parecido en el mitin y en X, pero sus lógicas se repelen: supremacismo intelectual (la élite cognitiva conduce) versus supremacismo blanco/etno-nacional (los “de dentro” mandan por identidad). En términos estrictos, el primero no incluye a la base MAGA; la excluye como mano de obra prescindible (no intelectualmente superior y desposeída) en un sistema más eficiente.

Por eso el gran discurso de Trump puede caerse cuando y si la base MAGA lee las estadísticas y entiende sus implicaciones. Si ven que el débil dato de empleo y anuncios como el de Apple significan beneficios para el capital tecnológico y poco empleo medio local, comprenderán que MAGA pone los votos y el proyecto que avanza sigue siendo de élites que no tienen interés en ellos. El camino para frenarlo no es el eslogan, sino visibilizar esa brecha: resaltar que America First no da resultados para los “cuellos azules” (ni siquiera para los que son blancos). Si alguien capitaliza ese diagnóstico con una ruta creíble de buenos empleos —no consignas—, el espejismo se puede desvanecer.

Participación en El Sol de México