Fecha Publicación: 10-09-2025
A veces una institución se parece a un barco en mar abierto: firme, con rumbo, pero siempre vulnerable a la falla de un tornillo. Cuando un tornillo cede, no hundimos el barco; lo reparamos rápido, buscamos por qué falló y ajustamos los controles para que no vuelva a pasar. Eso deberíamos hacer cuando aparecen casos de presunta corrupción o abuso dentro de las fuerzas del Estado.
Sigue leyendo aquí