Fecha Publicación: 17-10-2025
Se ha logrado avanzar en un plan de paz para Gaza ante 24 meses de debacle profunda entre Hamás e Israel gracias al involucramiento y presión directa de Estados Unidos, pero también gracias a la mediación de Egipto, Turquía y Qatar. Tres países árabes sin los cuales, ni Israel ni Estados Unidos hubieran logrado alcanzar el acuerdo. Aún quedan dudas e incógnitas sobre si será o no una paz duradera, pero al menos hay un tanque de oxígeno de buenas noticias.
Ahora bien, se resuelve un conflicto, pero siguen otros donde algunos son más visibles que otros. Sin embargo, esto no es precisamente la paz a nivel internacional, es más ni siquiera estoy segura de que haya paz a nivel regional en Medio Oriente. Amplificando la imagen de un mapa de Europa, pongamos la mirada en Ucrania.
Hace veinte meses escribí sobre el “vulcanismo PUTINiano” ante la invasión rusa en Ucrania ya que la guerra avanzaba sin que se hiciera caso a las fumarolas lanzadas por Kyiv intentando poner a la conversación que dicha agresión no solo se trataba de un solo país sino de una erupción volcánica que flagela la paz y la seguridad internacionales. También he puesto a la conversación mediática de que Ucrania se encuentra entre el neocolonismo de dos neopopulistas y neoimperialistas, refiriéndome a Trump y Putin. Pero el calendario avanza y el tiempo no se detiene. Todo esto me lleva a pensar que estamos en una especie de demencia internacional con la guerra Rusia-Ucrania.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud la demencia es un término que engloba varias enfermedades afectando a la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas y consta de siete etapas. Me preocupa profundamente que se ha llegado a la última fase en un abrir y cerrar de ojos y no vemos la paz por ningún lado ni siquiera con un pestañeo. El pueblo ucraniano tiene muchas dudas de cómo sí se ha logrado un acuerdo de paz en Medio Oriente, pero en su país no. Mi reflexión es porque no ha sido suficiente la voluntad y la determinación de alguna de las partes.
Las etapas de la agresión rusa en territorio ucraniano se asimilan a las de la demencia.
Etapa 1: No hay deterioro cognitivo.
“Se diagnostica” a partir del siglo IX cuando Kyiv (la actual capital ucraniana) era el epicentro del primer Estado eslavo, creado por un grupo de escandinavos que se hacían llamar Rus. Este Estado medieval -que los historiadores llaman Kyivan Rus- fue el origen tanto de Rusia como de Ucrania.
Fase 2: Deterioro cognitivo muy leve.
La República Socialista Soviética de Ucrania se convirtió en miembro fundador de la Unión Soviética en 1922.
Fase 3: Deterioro cognitivo leve.
Ucrania occidental fue tomada finalmente por el líder soviético Iósif Stalin de Polonia al final de la Segunda Guerra Mundial.
Fase 4: Declive cognitivo moderado.
Desintegración de la Unión Soviética en 15 repúblicas. Ucrania logra su independencia en 1991.
Estadio 5: Deterioro cognitivo moderadamente grave.
Antes del 2014, todo parecía que podía existir una cohabitación de ideologías políticas opuestas en Ucrania y Rusia pero este último país decidió de manera unilateral anexarse Crimea.
Estadio 6: Deterioro cognitivo grave.
Aunque no hubo una declaración de guerra de Rusia contra Ucrania y bajo el paraguas de que la región de Donbás se identificaba más con la cultura rusa, el inquilino del Palacio del Kremlin decidió violar el derecho internacional al invadir el territorio ucraniano. Aquel 24 de febrero del 2022 quedará plasmada con sangre en todos los libros de las relaciones internacionales.
Estadio 7: Deterioro cognitivo muy grave.
La guerra puede terminar mucho peor de lo imaginable.
¿Será que veamos que la diplomacia hacia este conflicto ha fracasado como si fuera una enfermedad neurodegenerativa, es decir, que empeora con el paso del tiempo?
Participación en El Economista