Gabriel Guerra Las cifras son estremecedoras, queridas lectoras, lectores. Si la mitad de las mujeres encuestadas reportan eso, imaginen ustedes cuántas más no habrán preferido guardarse el vergonzoso secreto: vergonzoso no por lo que ellas hayan hecho o dejado de hacer, sino por el estigma y los juicios sumarios que la sociedad todavía impone sobre las víctimas. Esa otra violencia nos debería avergonzar a todos nosotros, porque la toleramos, la consentimos. Sigue leyendo aquí
Gabriel Guerra
Las cifras son estremecedoras, queridas lectoras, lectores. Si la mitad de las mujeres encuestadas reportan eso, imaginen ustedes cuántas más no habrán preferido guardarse el vergonzoso secreto: vergonzoso no por lo que ellas hayan hecho o dejado de hacer, sino por el estigma y los juicios sumarios que la sociedad todavía impone sobre las víctimas. Esa otra violencia nos debería avergonzar a todos nosotros, porque la toleramos, la consentimos.
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Según la Academia de Derecho Internacional Humanitario y de Derechos Humanos de Ginebra, el rápido auge de la neurotecnología ha despertado justificadas preocupaciones sobre su impacto potencial en los derechos humanos y la necesidad de establecer marcos de regulación y supervisión adecuados. La neurotecnología abarca los dispositivos y técnicas que miden, interpretan, modulan o interfieren la actividad cerebral y del sistema nervioso. Incluye, por ejemplo, sensores de ondas cerebrales, estimul
Según la Academia de Derecho Internacional Humanitario y de Derechos Humanos de Ginebra, el rápido auge de la neurotecnología ha despertado justificadas preocupaciones sobre su impacto potencial en los derechos humanos y la necesidad de establecer marcos de regulación y supervisión adecuados. La neurotecnología abarca los dispositivos y técnicas que miden, interpretan, modulan o interfieren la actividad cerebral y del sistema nervioso. Incluye, por ejemplo, sensores de ondas cerebrales, estimulación eléctrica o magnética, y lectura de señales neuronales.
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Guillermo Ordorica En un contexto internacional peligroso, se desdibuja el diseño multilateral de paz y seguridad previsto en el Capítulo VII de la Carta de la ONU. Ahora, cuando hay confusión porque la globalización es una quimera y flaquean el orden y la justicia, la única certeza es que el poder se enseñorea en la misma proporción en que los valores y las instituciones liberales pierden vitalidad. Esta faceta trágica de la política mundial acredita que atrás está quedando la meta de emancipa
Guillermo Ordorica
En un contexto internacional peligroso, se desdibuja el diseño multilateral de paz y seguridad previsto en el Capítulo VII de la Carta de la ONU. Ahora, cuando hay confusión porque la globalización es una quimera y flaquean el orden y la justicia, la única certeza es que el poder se enseñorea en la misma proporción en que los valores y las instituciones liberales pierden vitalidad. Esta faceta trágica de la política mundial acredita que atrás está quedando la meta de emancipación solidaria visualizada en San Francisco en 1945. Confirma también que, en lo inmediato, aumenta la tendencia de los Estados nacionales a conducirse de forma oportunista y a alinearse en función de coyunturas, en detrimento de la anhelada congruencia principista. El momento es delicado porque, cuando se creía que finalmente el realismo Estado-céntrico se transformaría en beneficio de la liberación humana, en los hechos se retorna al estatismo y pierden prioridad la persona y sus derechos. Así las cosas, se erosiona la confianza entre democracias, se resquebrajan los espacios de cooperación entre el Norte y el Sur y toma fuerza la galopante anarquía global. Cierto, el diagnóstico es pesimista y da la razón al realismo político de Tucídides, Maquiavelo, Hobbes y Morgenthau, al tiempo que echa por tierra el normativismo racional de Locke, Grocio y Kant. En este caos, la paz y la seguridad pierden su carácter codependiente, se acrecienta la competencia desleal entre viejas y nuevas hegemonías y se diluyen los acuerdos que sustentan la idea de comunidad mundial. En consecuencia, la agenda se tensa porque los países se alejan de la concertación y destinan más recursos a la vigilancia y al armamentismo.
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Miguel Ruíz Cabañas La transición hacia un sistema internacional multipolar sigue acelerándose. A la rivalidad hegemónica entre China y Estados Unidos se suman otras potencias y polos de poder, como Rusia, India, la Unión Europea (y el Reino Unido), Japón, las dos Coreas, Turquía, Israel, y las monarquías del Golfo, que buscan ampliar su influencia internacional. Esta transición está diluyendo reglas y certezas: el antiguo orden internacional se desmorona frente a nosotros sin que uno nuevo se
Miguel Ruíz Cabañas
La transición hacia un sistema internacional multipolar sigue acelerándose. A la rivalidad hegemónica entre China y Estados Unidos se suman otras potencias y polos de poder, como Rusia, India, la Unión Europea (y el Reino Unido), Japón, las dos Coreas, Turquía, Israel, y las monarquías del Golfo, que buscan ampliar su influencia internacional. Esta transición está diluyendo reglas y certezas: el antiguo orden internacional se desmorona frente a nosotros sin que uno nuevo se consolide. Crece la desconfianza estratégica, terreno fértil para que prospere una nueva carrera armamentista.
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Beata Wojna Desde que empezó la guerra de Rusia en Ucrania, las grandes potencias comenzaron a pelearse por América Latina. La región parecía haber regresado al mapa estratégico global, pero las últimas semanas demostraron que sigue sin ocupar un lugar relevante. Lo que iba a ser una semana de América Latina terminó siendo un espectáculo un tanto decepcionante. América Latina alberga actualmente dos cumbres importantes: la COP30 en Belém, Brasil, y la Unión Europea–CELAC en Santa Marta, Colomb
Beata Wojna
Desde que empezó la guerra de Rusia en Ucrania, las grandes potencias comenzaron a pelearse por América Latina. La región parecía haber regresado al mapa estratégico global, pero las últimas semanas demostraron que sigue sin ocupar un lugar relevante. Lo que iba a ser una semana de América Latina terminó siendo un espectáculo un tanto decepcionante.
América Latina alberga actualmente dos cumbres importantes: la COP30 en Belém, Brasil, y la Unión Europea–CELAC en Santa Marta, Colombia. Sin embargo, las inauguraciones de ambas reuniones contaron con una participación sorprendentemente baja de jefes de Estado y de Gobierno. A eso se suma el anuncio de la República Dominicana de posponer la Cumbre de las Américas para el siguiente año, en una señal clara de las divisiones por Venezuela, la política agresiva de Trump y otros problemas que habrían condenado esta reunión al fracaso.
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